Alexander von Humboldt (1769 -1859)
Alexander von Humboldt fue miembro de una familia de hugonotes de larga tradición que emigró de Francia a Prusia, como refugiados calvinistas, criándose en el palacio de Tegel, a las afueras de Berlín. Ya desde niño recibió clases dirigidas por notables profesores privados, junto a su hermano Wilhelm, dos años mayor. En 1787-88 estudió en Francfort del Oder y luego, durante dos años, en Gotinga, donde conoció a Georg Forster, miembro de la segunda expedición de Cook alrededor del mundo, y al botánico alemán Karl Ludwig Willdenow, quien lo introdujo en la geografía de las plantas.
En 1790-91 recibió formación en la Escuela de Comercio de Hamburgo, para complacer a su madre, y en 1791-1792 en la Academia de Minas de Freiberg, donde fue alumno de Abraham Werner y compañero de Leopold von Buch y Andrés del Río, con los que entabló una buena amistad.
Fue nombrado asesor del Departamento de Minas de Prusia, llegando al cargo de jefe de la región de Franconia en 1793. A finales de 1796, tras heredar una fortuna de su madre, se retiró de su puesto para dedicarse exclusivamente a viajar y estudiar la naturaleza. En París conoció a Aimé Bonpland, un joven botánico y cirujano francés. Después de haber adquirido en Londres los instrumentos de medición más modernos y aprendido algo de español, ambos naturalistas viajaron a España en 1799 donde obtuvieron permiso para explorar sus colonias en América. Hicieron escala en Canarias, donde estudiaron el vulcanismo del Teide y la botánica local. En América visitaron los s actuales estados de Venezuela, Cuba, Colombia, Ecuador, Perú, México y parte de Estados Unidos. Esta aventura duró cinco años.
Durante este viaje Humboldt y Bonpland hicieron estudios y mediciones de todo tipo: levantaron mapas físicos de todas las regiones visitadas insertando, novedosamente, las líneas isotermas; estudiaron los volcanes de los Andes; Humboldt describió la corriente marina posteriormente bautizada con su nombre; recolectaron numerosas plantas, describiendo un millar de especies y analizando su distribución en función de la altitud, latitud y temperatura; expusieron las características de gran cantidad de especies zoológicas. Esta gran aventura se convirtió en el mejor ejemplo de viaje científico del momento, y cuando Humboldt empezó a publicar los resultados de su expedición se hizo popular en los medios cultos de toda Europa, siendo el naturalista más célebre durante medio siglo.
Al regreso de su expedición se estableció en París, donde publicó en 1809 Cuadros de la Naturaleza, una descripción de los paisajes americanos y la geografía de las plantas, dirigida al gran público. Entre 1805 y 1834 publica en 23 tomos, bajo el título general de Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, un largo elenco de ensayos sobre temas muy variados con los resultados de su expedición. En 1827 se trasladó a vivir a Berlín, donde desempeñaría diversos cargos científicos y diplomáticos al servicio de la corte de Prusia. En 1829 realizó una expedición a los Urales y diversos territorios asiáticos, cuya narración editó en varios volúmenes entre 1832 y 1843. Luego publicó Cosmos, una obra en cuatro tomos para el gran público, donde explicaba su concepción general de la Naturaleza, que alcanzó una gran popularidad en toda Europa.
El interés de Humboldt por la geología comenzó muy pronto, pues a los 20 años ya publicó un trabajo sobre los basaltos de Rhin. Tras su paso por la Escuela de Minas de Freiberg publicó dos breves estudios: La descomposición química de la atmósfera y Sobre los tipos subterráneos de gas. Además, durante su estancia como inspector de minas, principalmente de oro y cobre, en los Montes Fichtel, construyó un modelo de lámpara de seguridad para los mineros y una máquina respiratoria. En 1799 ascendió al cráter del Teide, recogiendo muestras de minerales. Durante su viaje americano prestó mucha atención a los volcanes de los Andes; en 1802 subió al Chimborazo hasta la máxima altura alcanzada por el hombre, 5810 metros, sin poder llegar a la cumbre, en una ascensión que casi le cuesta la vida, que le permitió comprender que el mal de altura se debía a la disminución de oxígeno por la rarificación del aire. En México estudió el Jorullo, un volcán surgido en 1759, cuyas erupciones habían durado quince años; también criticó duramente el trabajo esclavo en las minas de plata.
Una parte de sus estudios sobre la geología americana los publicó en 1807 en Física general y geología, dando una gran importancia a la actividad volcánica y al metamorfismo como configuradores de la corteza terrestre, rompiendo así con el neptunismo de su maestro Abraham Werner. En 1823 publicó Fragmentos de geología y climatología de Asia, y más tarde un libro sobre la geología de Asia central y otro sobre las cordilleras de los Urales y Altai. En los años 30 creó en Berlín el primer observatorio para estudiar el geomagnetismo terrestre.