William Buckland (1784 – 1856)
Nació en 1784 en Axminster, Devonshire, Inglaterra, donde desarrolló en la infancia su afición a recolectar fósiles acompañando a su padre, párroco episcopaliano. Estudió para ministro de la Iglesia en el Corpus Christi College, de Oxford, donde obtuvo su título de Maestría en Artes en 1808 y en el que dio clase desde 1809, año en que fue ordenado sacerdote anglicano, hasta 1825. En 1813 fue nombrado profesor de mineralogía. Aprovechaba sus viajes por Europa para ampliar la colección de fósiles del Ashmolean Museum. En 1818 fue elegido miembro de la Royal Society.
En 1820 publicó La Geología reivindicada, cuyo objetivo era defender la reconciliación entre las ideas bíblicas y la ciencia geológica. Sostenía que entre la creación del mundo y el diluvio se habían sucedido una serie de catástrofes produciendo la creación y extinción de especies. En 1822 obtuvo la Medalla Copley de la Royal Society por sus investigaciones sobre los fósiles de la Kirkdale Cave. En 1823 publicó R_eliquias del Diluvio,_ donde explicaba los efectos del supuesto diluvio universal. Encontró en Paviland Cave un esqueleto humano mezclado con restos de mamíferos de especies extintas, por lo que descartó que fuera antiguo y supuso que era el de una prostituta local; actualmente ha sido datado en 33.000 años.
En 1824 fue elegido director de la Geological Society. En 1825 redactó un informe sobre los huesos fósiles de un reptil gigante, descubierto en Stonesfield, al que bautizó como Megalosaurus. A partir de las observaciones de la coleccionista de fósiles, Mary Anning, sobre el contenido de espinas y escamas de las piedras bezoar encontradas en los estómagos de los ictiosaurios de la formación liásica de Lyme Regis, Buckland afirmó que eran heces fósiles y las denominó coprolitos. En su contribución a los ocho libros conocidos como Tratados Bridgewater, con el título La Geología y la Mineralogía en su relación con la Teología Natural (1836), defendió la teoría del desarrollo progresivo de las especies, en base a una serie de fases sucesivas de la Creación divina preparando la Tierra para el hombre; también reconoció que no había evidencias científicas para el diluvio universal. Realizó dos viajes por los Alpes (1838) y Escocia con el geólogo suizo Louis Agassiz, quien lo convenció del papel de los glaciares en el transporte de materiales. En 1845 su amistad con el primer ministro, Robert Pell, le valió ser nombrado Deán de Westminster. Le fue otorgada la Medalla Wollaston de la Geological Society en 1848. En 1850 se le detectó tuberculosis, que le causó la muerte en 1856.