Carta a George Hartung, 1857
Nápoles, octubre de 1857
Mi querido Hartung: Me alegra mucho recibir tu carta. Ya he visto bastante de esta comarca; sobre todo varias coladas de lava en movimiento, algunas rápidas, otras muy lentas, que me han proporcionado muchas ideas nuevas. La forma en que se agarran a una pendiente de 27º es muy llamativa y van cubriendo continuamente un área inmensa, la mitad de todo el cono en cinco meses y medio, fluyendo siempre entre coladas anteriores. Todas las coladas de 1850-55 descritas por Scacchi han quedado cubiertas, ocultando la lava prismática de 1855 bajo nuevos torrentes tan pendientes como ellas, aunque no tan poco vesiculares.
En cuanto a las paredes del Somma, en la medida en que las he vuelto a examinar, no ofrecen ninguna dificultad. Son simplemente lavas en lechos delgados, raramente muy continuas, alternándose con densos lechos de toba gruesa, lapilli y grueso conglomerado, en un ángulo de 27º.
Comienzo a dudar seriamente acerca de si cualesquiera de las grietas que ahora son diques implican distensión, como asume De Beaumont. Las observaciones de Scacchi parecen mostrar que son más bien el efecto de una falta de soporte, con ayuda de un hundimiento parcial. Pero lo explicaré máejor cuando haya dedicado más días al examen de esta región.
Creo, por lo que estoy viendo y lo que he recolectado en el Etna, que seré capaz de decirte dentro de un mes que aquí, en el Reino de las Dos Sicilias, al igual que en Madeira, cuando los lechos están muy inclinados son de escaso grosor, de uno o dos o cinco pies de espesor, y donde la inclinación es leve, como de cinco o seis grados, son con frecuencia muy gruesos, de veinte y cincuenta pies de espesor.
Me he demorado aquí por la extrema irregularidad de los vapores napolitanos y no llegaré al Etna hasta dentro de seis días. Según he oído hay una pequeña erupción allí. Estoy contento por ello, porque ahora estoy convencido de que nadie puede describir el flujo de la lava tan completamente como para hacérselo comprender a otros. Te aseguro que difícilmente esperaba encontrar en pocos días tanta confirmación de la acreción, por contraste con la teoría de la elevación. Tengo a Scacchi de compañero y a un alumno suyo, Guiscardi. No creo que Scacchi admitiera que ni siquiera un cuarto de la inclinación de la isla de Madeira pueda atribuirse con alguna probabilidad al levantamiento. Pero lo único que afirmamos es que eso es lo máximo que podría ser. No decimos que deba haber sido así. Todo el movimiento aquí es de conjunto, como tú dices de las Azores.
Sinceramente tuyo, Charles Lyell
Lady Lyell te manda recuerdos y me pide que te diga que lamenta que no estés con nosotros. Lo mismo te digo, pero cada día siento que tú solamente podrías haber estado de acuerdo con las verdaderas doctrinas, que has abrazado gradualmente y no a la ligera. Te declararé el primero de mis discípulos en el tema volcánico y pronto habrás visto más que yo, a la velocidad a la que avanzas.